27 de enero de 2012

Socorro

Parece como si mi alma y mi corazón fueran juguetes que todos usan y rompen. ¿Es que no eres capaz de ver que me haces daño? No soy ninguna marioneta, ¿por qué me utilizas? ¿Por qué me destrozas en mil pedazos día tras día? He perdido la esperanza. He perdido las ganas de vivir. He perdido la ilusión por seguir adelante. Estoy aquí, y no porque nadie me lo haya pedido. Me dan igual las súplicas. ¿Verdad? A veces me confundes tanto que la sinceridad se desvanece constantemente, cada vez que me preguntas que qué tal estoy. Yo también necesito apoyo. Yo también necesito escuchar que lo que hago está bien. Y no necesito escucharlo solo cuando soy infeliz. Todo esto me está destruyendo, y no tengo el valor suficiente para afrontarlo. Tanto mi propia vida como mis propias decisiones están acabando conmigo. Y esta situación de angustia se produce con más frecuencia cada vez. Todo lo que llevo encima está empezando a pesar demasiado. Y pienso que, tal vez, haya llegado el momento de rendirse por tiempo indefinido...
Sálvame, por favor. Sálvame, porque eres la única persona que puede hacerlo ahora mismo...

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