11 de diciembre de 2018

Recuerdos

No soy nadie interesante. Nadie a quien merezca la pena conocer. Quizá lo fui alguna vez, cuando el mundo aún era mundo y las palabras aún importaban. Cuando no nos escondíamos detrás de nosotros mismos. Quizá... cuando recordábamos el olor de la vida. Cuando éramos capaces de utilizar los sentidos para su único e indistinguible propósito. Ahora solo soy un mal chiste. Un recuerdo. Un pensamiento equivocado. Una vivencia que se quedó atrapada en el ayer y que no ha podido soportar ni asimilar el paso del tiempo y la rotación del ser. Un alma estática incapaz de comprender el cambio constante de la naturaleza humana. ¿Fui alguien alguna vez? ¿O solo fueron ilusiones que mi cabeza intenta maquillar? ¿Malinterpreté el por qué? Si alguna vez fui alguien... ¿por qué ya no? Dime, ¿qué he hecho? ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué ya nadie se interesa? ¿Por qué ya nadie presta atención a mis palabras? ¿Por qué ya no existen los castillos, las murallas, las ventanas azules y los cristales? ¿Quién es el culpable? ¿El mundo por girar a mi alrededor, o soy yo por permanecer atónita mientras se aleja? ... ¿De verdad está todo tan vacío? ... Si he de cambiar, ¿cómo? No sé hacia dónde correr. Hubo un tiempo que lo sabía, pero ya no. Hoy no. Hoy no sé qué dirección tomar. No sé si vivir esperando. No sé si aceptar la vida como viene. Dime, ¿qué debo hacer para dejar de ser tan fugaz como la llama de una cerilla? Brillante y ardiente por un segundo y después... nada. Nadie la recuerda porque ya no está. Entretuvo un tiempo y desapareció, y nadie echa de menos el fulgor del fuego cuando disfruta la calidez del sol. Nadie añora lo que soy... un momento perdido en la ajetreada inmensidad de lo eterno.

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